Nos cuenta Plinio el Viejo, en el capítulo 58 de su Historia Natural, que existían dos perlas, las mayores y de más valor que se habían visto nunca en todo el mundo: Cleopatra estaba en posesión de ambas, heredadas de sus antepasados.
La Reina egipcia Cleopatra, quién reinó de los años 51 al 30 antes de Cristo, acostumbraba hacer unas extraordinarias y grandiosas comidas para impresionar a sus invitados. La historia o leyenda a que nos referimos sucede durante una de estas comidas, en la que Cleopatra agasajaba a su amante Marco Antonio. Durante la cena Cleopatra le apuesta a Marco Antonio que ella puede devorar la riqueza entera de un país en una sola comida. Marco Antonio sabía que ella era muy espléndida en sus fiestas y comidas pero viendo que en ésta ocasión él fácilmente pudiera ganarle, acepta la apuesta.
Se llega el día de la fiesta y aunque la comida resulta ser deliciosa y muy extravagante a Marco Antonio no le parece que pueda equivaler a la riqueza de un país y se siente muy confiado de haber logrado ganar él la apuesta. Pero Cleopatra le tenía reservada una sorpresa. La astuta reina se quita uno de los aretes de enormes perlas que portaba para dicha ocasión, y rompiéndola la muele y la disuelve en su copa de vino y se la bebe.
Pilino el historiador del siglo I, estimaba que la perla de esta leyenda tenía un valor de un millón de onzas de plata. En la actualidad esta perla estaría valuada en 5 millones de dólares.